El presidente de la Asociación de Empresarios del Turismo Excelfuert, Luis Cardona Gómez coincide en el
planteamiento de la proposición no de Ley llevada por diputados nacionalista al Parlamento
Canario, rechazando a que se realicen grandes maniobras militares
en Fuerteventura, y en la necesidad de estudiar junto al Gobierno central el
cierre definitivo del campo de Pájara.
Desde la Asociación están de acuerdo con la
afirmación de que “la reactivación de los ejercicios militares contrasta con la
actitud de las instituciones locales y la sociedad majorera, que avanzan en la
ordenación lógica y sostenible de las actividades sobre los espacios naturales
y entornos poblacionales.
En la proposición llevada al parlamento canario se
expone que Fuerteventura
cuenta con alrededor de 45 millones de m² destinados a instalaciones y terrenos
militares que frecuentemente son empleados para maniobras y ejercicios
militares de diverso tipo. Esta superficie está mayoritariamente distribuida
entre el campo de tiro de Pájara, ubicado en la costa de Barlovento; el
campamento Valenzuela, junto al aeropuerto insular; y el cuartel de Puerto del
Rosario, en pleno centro del casco urbano. Además de diversos enclaves como la
estación de antenas ubicada en la montaña de La Muda, en el espacio natural
protegido de Vallebrón, entre Puerto del Rosario y La Oliva.
En el entorno rural estas instalaciones
inciden directamente sobre costumbres y usos tradicionales de los majoreros, e
incluso sobre espacios naturales protegidos, como son los casos del campo de
tiro de Pájara y la estación de La Muda y sus accesos. En el ámbito urbano,
esta ocupación de terrenos responde a una concepción heredada del siglo XIX,
que pretendía asegurar el control de los puntos clave de la administración
política y la gestión económica ante posibles ataques externos o altercados
internos.
Indica Cardona Gómez que en la
actualidad la presencia de grandes
acuartelamientos e instalaciones militares en el casco urbano de los núcleos
poblacionales de todo el Estado ha ido reduciéndose, cuando no eliminándose. No
así en el caso de Fuerteventura que ha derivado en una especie de bastión militar
en una zona fronteriza, dada la cercanía con el continente africano. Y que en ciertas zonas. La declaración de este perímetro de
protección, realizada sin consulta ni diálogo con las instituciones locales, ha
obligado a paralizar y modificar la planificación en materia de carreteras.
También ha incidido sobre el Plan Director del Aeropuerto de Fuerteventura, y
sobre el propio Plan General de Ordenación Urbana de Puerto del Rosario.
El Presidente de Excelfuert recalca lo
que dice el documento presentado y aprobado en el Parlamento Canario en
relación al campo de tiro de Pájara, y añade que es otro ejemplo de la forma de proceder en la
Isla, donde al contrario que otras regiones la actividad ha ido en aumento durante estas
décadas, hasta el punto de acoger no sólo maniobras de tiro terrestre, sino
también prácticas aéreas y hasta desembarcos navales en sus cercanías.
Otro punto que destacar del documento
es el referente a la utilización de
espacios naturales, para los mencionados ejercicios. Se recoge en la propuesta que se ha llegado
incluso a plantear el retorno de la actividad de maniobras al islote de Lobos,
actualmente parque natural.
Ante todo este panorama el sector
turístico ve con buenos ojos la iniciativa parlamentaria y la apoya, Señala el presidente de Excelfuert que es incomprensible que
se permiten en un sitio donde el principal motor económico es el turismo, este tipo de maniobras militares que atentan
contra el frágil ecosistema de la isla y contra la tranquilidad de residentes y
turistas. Añade que el sector entiende y está de acuerdo en la importancia de
la Seguridad Nacional pero que no se deben permitir que las maniobras primen
por encima del principal de lo que más genera la mayor parte de los ingresos
económicos en la isla. Sabemos de la necesidad de que el Ejército esté
preparado ante cualquier incidencia que pueda surgir, pero también creemos que
esa preparación se puede llevar a cabo en otras zonas geográficas donde los
ejercicios no perjudiquen la primera industria de la región.
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