Seis jóvenes pardelas que
resultaron accidentadas cuando comenzaron a volar tras salir del nido,
probablemente por deslumbramiento, fueron puestas en libertad esta mañana tras
finalizar su proceso de recuperación, gracias a la participación de los
escolares del CEIP El Tostón, de El Cotillo.
El departamento de
Educación Ambiental del Cabildo de Fuerteventura programa estas sueltas de
pardelas coincidiendo con la campaña anual de colaboración ciudadana para
avisar sobre la localización de estos animales. Los técnicos del Cabildo se
encargan de explicar a los alumnos cómo actuar en caso de encontrar pardelas
accidentadas, además de las propias características de estos animales.
El Cabildo de
Fuerteventura, desde la Consejería de Medio Ambiente que dirige Natalia Évora, desarrolla
anualmente la Campaña de La Pardela, que contando con la colaboración de los
ayuntamientos y las fuerzas policiales, y solicitando la colaboración ciudadana,
se dirige a localizar y atender a los pollos de la especie que por estas fechas
comienzan a abandonar sus nidos y pueden aparecer accidentados a lo largo de la
Isla.
La costa de Fuerteventura
es una importante zona donde nidifican las pardelas (Calonectris diomedea), cuyas
crías o "pollos" se orientan con la Luna
para abandonar sus nidos durante la noche. El mayor peligro para esta especie
protegida es la contaminación lumínica que procede principalmente de las zonas
urbanas, que puede deslumbrarlos o confundirlos haciendo que emprendan el vuelo
en una dirección equivocada.
Por esta
circunstancia, el Cabildo solicita nuevamente la colaboración para dar el aviso
en caso de localizar pollos accidentados. El personal de la Consejería de Medio
Ambiente se desplaza en estos casos para recuperar y atender a estos
ejemplares, para proceder posteriormente a su liberación en condiciones de
seguridad una vez que se ha comprobado su buen estado de salud. En caso de
presentar lesiones, son enviados a los centros de recuperación de fauna donde
se les practican las atenciones necesarias.
RECOMENDACIONES
Uno de los aspectos
principales de la Campaña de la Pardela es la colaboración ciudadana para
localizar a pollos de pardela accidentados o en apuros. Para alertar a las
autoridades competentes, cualquier persona podrá contactar de manera genérica a
los servicios de vigilancia a través del 112, aunque también se encuentran
disponibles los siguientes números de teléfono:
Cabildo. 928 862 300 / Medio
Ambiente: 928 852 106 / Agentes de Medio Ambiente: 626 98 23 71
Policía Local. Puerto del Rosario: 928 850 635 / Antigua: 928 878 024 / La Oliva: 928
866 107 / Pájara: 928 541 022 / Tuineje: 928 870 000
Guardia Civil. Puerto del Rosario: 928 851 551 / Morro Jable (Pájara): 928 541 107 /
Corralejo (La Oliva): 928 867 267 / Gran Tarajal (Tuineje): 928 162 766
Qué hacer con las
pardelas accidentadas
Es importante que nunca
se les proporcione alimento ni agua, ya que cuentan con unas reservas de grasa
que les permite subsistir. Y, por supuesto, no hay que echarla a volar, ya que
antes debe ser examinada por los técnicos para proceder a su recuperación. Si
es necesario trasladarla, se debe hacer en una caja de cartón agujereada, para
que puedan respirar.
Al localizar una pardela
ésta suele permanecer inmóvil en el suelo. Cuentan con un pico muy afilado, por
lo que si intenta picar es importante no retirar la mano de forma brusca para
evitar cortes.
LA PARDELA CENICIENTA
La pardela cenicienta (Calonectris diomedea) es un ave
protegida con interés científico, su ciclo de vida no es demasiado largo y se
reproduce una vez por año (un huevo por puesta). Esta campaña pretende cubrir
el período en el que el desarrollo final del pollo corre mayor riesgo, ya que
son presa fácil de ratas y gatos, el hombre los captura para aprovechar su
grasa o como alimento y la contaminación lumínica los desorienta en su primer
vuelo hacia el mar, chocando contra postes de luz, antenas, tendidos
eléctricos, etc.
Ave marina, de amplia
distribución mundial. Pelágica, que desarrolla su vida en alta mar, acercándose
únicamente a la costa en el período de reproducción. Existen tres variedades: Calonectris diomedea ssp diomedea que
anida en el Mediterráneo, Calonectris
diomedea ssp edwardsi que anida en Cabo Verde, y Calonectris diomedea ssp boreales, que anida en las costas
canarias.
Durante la noche, en las
áreas de cría es muy ruidosa y emite sonidos guturales similares a gritos o
gruñidos, a veces parecidos al llanto de un niño o una gata en celo.
A primera vista puede
confundirse con una gaviota, aunque presenta diferencias como las partes
superiores de tonalidad gris-pardusca y las inferiores blancas; posee narinas
muy desarrolladas (tubos excretores de la sal situados en la parte superior del
pico); tiene el pico amarillento, fuerte y terminado en gancho, más pronunciado
en el extremo; o sus alas cuentan con el borde posterior muy oscuro, casi
negro, alargadas y finas.
Alimentación: Peces,
larvas de moluscos, pequeños crustáceos y fragmentos de algas.
Reproducción: Los adultos
llegan a nuestras costas a partir de febrero-marzo. Como nidos (huras) utiliza
principalmente grietas estrechas, huecos entre grandes rocas y cuevas, situadas
en acantilados y barrancos. De hábitos nocturnos, también excavan madrigueras
sobre sustrato blando. Entre mayo y junio se realiza la puesta, de un solo
huevo, que incuban hasta finales de agosto.
Los pollos son
alimentados por sus padres, hasta sobrepasar incluso el peso de estos. La cría
va almacenando grasas de reserva en el cuerpo. Los adultos abandonan el nido un
mes antes de que lo haga el pollo, a finales de agosto. Durante ese período se
nutren de las reservas almacenadas y abandonan el nido a partir de octubre,
momento en el que alzan el vuelo por primera vez. Aquellos ejemplares que
consigan sobrevivir hasta la madurez sexual (entre los 7 u 8 años) volverán al
lugar donde nacieron para continuar con su ciclo vital.
Amenazas
* Es presa fácil de
depredadores como la rata y el gato.
* Caza ilegal, para su
consumo y/o para extraer la grasa que almacena en su cuerpo.
* Deslumbramientos: En la
noche la pardela se guía por la luna, la contaminación lumínica de las zonas
urbanas deslumbra a los pollos provocándole choques contra farolas, focos,
antenas, tendidos eléctricos e incluso atropellos. Cuando chocan caen contra el
suelo y, aunque no haya sufrido heridas, no es capaz de alzar el vuelo por sí
sola, necesita de un acantilado o de la superficie del mar.